Necesidades nutricionales en la infancia y la adolescencia



Necesidades nutricionales en la infancia y la adolescencia


Necesidades nutricionales en la infancia y la adolescencia

Existen  orientaciones de  carácter general sobre las necesidades de energía y nutrientes en estas etapas de  la  vida. Traducidas en  frecuencia de consumo de  alimentos y raciones, nos  pueden ayudar a diseñar una  dieta saludable, si bien  se deberá tener en cuenta que las recomendaciones nutricionales deben adaptarse  a  las  características individuales.

En la medida de lo posible,  hay  que  respetar los gustos personales, porque hay muchas formas de alimentarse, aunque una sola forma de nutrirse.

Los alimentos son los “envases naturales” que contienen las diferentes sustancias nutritivas que  el organismo necesita. En los distintos grupos de alimentos: carnes, pescados, frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales, lácteos…, siempre puede haber uno  que, aportando el mismo valor nutritivo, responda al gusto de quien lo consume.

Aporte de energía y nutrientes

◗ Energía:

Todos los alimentos, en función de su contenido  en  nutrientes, aportan calorías en mayor  o menor grado.
Los alimentos al consumirse liberan estas calorías–energía– que nos permiten crecer, trabajar, prac- ticar un deporte, etc.

Los aportes de energía –calorías– deben cubrir los gastos del organismo:

● energéticos, ligados al  mantenimiento de  la temperatura corporal (37 º C);

● de  crecimiento, muy  elevados durante el primer  año  de  vida, y que  bajan sensiblemente después para  ir aumentando de forma progresiva hasta alcanzar la adolescencia;

● ligados a la actividad física, que  en este  periodo, es elevada (muy especialmente en los escolares  que  practican deportes). Es necesario luchar  contra la vida  sedentaria para  mantener un peso adecuado, pues  no basta reducir el aporte calórico si la actividad es escasa.

Proteínas:

Las necesidades de proteínas se expresan en relación con el peso  corporal correcto, el que  corresponda a la estatura y desarrollo. Son muy altas en los  lactantes, disminuyen posteriormente  y  se elevan de  nuevo en  la  pubertad. Las máximas necesidades en  proteínas se producen entre los 10-12 años,  –en el caso de las chicas–, y entre los 14 y 17 años, en los chicos.